Amamos leer

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domingo, 25 de enero de 2009

ADIVINANZAS

Soy ave y soy llana,
pero no tengo ni pico ni alas.
(la avellana)

Blanquita es mi nombre
y endulzo la vida al hombre.
(la azúcar)

Me abrigo con paños blancos
luzco blanca cabellera
y por causa mía llora,
hasta la misma cocinera.
(La cebolla)

En el campo me crié,
atada con verdes lazos,
y aquel que llora por mí
me está partiendo en pedazos.
(La cebolla)

Tengo duro cascarón
pulpa blanca
y líquido dulce en mi interior
(El coco)

Blanco es,
la gallina lo pone,
con aceite se fríe
y con pan se come.
(El huevo)

Te digo y te repito
que si no adivinas
no vales un pito
(El té)

Se hace con leche de vaca,
de oveja y de cabra,
y sabe a beso
¿Qué es eso?
(El queso)

No toma té, ni toma café
y está colorado,
¿Dime quién es?
(El tomate)

sábado, 10 de enero de 2009

LA LUZ EN LAS PUPILAS

Nunca supe de fechas, ni de eneros, ni abriles, ni agostos; sólo sabía del tiempo por el rostro de la gente. Cuando iban tristes y vestían de colores violetas, era la semana santa; si jugaban con agua, era carnaval; si me llevaban al carrusel, eran las fiestas a la virgen; y cuando todos sonreían, era navidad. A la navidad también la olía en las brisas frescas que nos visitaban, en el candor de la gente: se pulían de esperanzas, caleaban sus casas y escurrían guirnaldas al cielo; prendían cohetes que hacían llorar a los perros y los villancicos alumbraban en las tardes gloriosas. Adoré la navidad con locura. Esperaba al Niño Jesús con el corazón desbocado, la luz en las pupilas y una corona de dientes en el rostro. Me levantaba a las seis –nunca tan temprano- para rendir culto a las muñecas, a los cochecitos, marionetas, tíos vivos o a cualquier otro pequeño dios que bajaría de cielo en plena madrugada.

miércoles, 7 de enero de 2009

Una frase para amar...

Al poeta,
como a la cigarra de la fábula
puede que le coja el invierno sin trigo y sin centeno,
pero siempre cantando.

Hermann Garmendia