Amamos leer

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domingo, 1 de febrero de 2009

Homenaje a Aquiles Nazoa


Este mes de febrero (y quizá un poco más allá) quiero rendir un sincero homenaje al gran escritor venezolano Aquiles Nazoa.


Hombre de pueblo, culto por dentro y por fuera, pero no con la erudición del hombre de letras, sino culto de vida, de calle, de barrio; ante todo un hombre sensible a los saberes del pueblo. Nació en Caracas en el seno de una familia de escasos recursos. Eso lo llevo a trabajar desde niño. Hizo de carpintero, telefonista, botones del hotel Majestic de Caracas y empleado de una bodega, hasta que entra a trabajar en el diario caraqueño El Universal hacia 1935. Allí comenzó como empaquetador, luego pasa al archivo de clisés y finalmente aprende tipografía y corrección de pruebas. Como era muy curioso, siguió estudiando de manera autodidacta, así aprende a leer francés e inglés, lo que le permitió en 1938, obtener un puesto como guía turística en el Museo de Bellas Artes.

Fue corresponsal de El Universal en Puerto Cabello, lugar en el que estuvo encarcelado a consecuencia de un escrito crítico que publica en el diario El Verbo Democrático. Después de su liberación regresa a Caracas y empieza a trabajar en la emisora Radio Tropical y mantiene en El Universal una columna titulada «Por la misma calle». También escribe para los diarios Últimas Noticias y El Morrocoy Azul, donde desarrolla sus dotes como humorista. A partir de 1943, colabora en el diario El Nacional. En 1945, publica su libro El transeúnte sonreído. En 1948 obtiene el Premio Nacional de Periodismo en la especialidad de escritores humorísticos y costumbristas. La situación política del país lo obliga a exiliarse por casi tres años. En 1960 aparece en Caracas su libro de poemas Caballo de manteca. Sus obras del género poético (ediciones, reediciones, antologías) son recogidas en la compilación Humor y amor de Aquiles Nazoa, publicada en 1970. Su obra Caracas, física y espiritual (Caracas, 1967), ganó el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal. En 1966 publicó una compilación titulada Los humoristas de Caracas. Durante la década de los 70, además de preparar libros como La vida privada de las muñecas de trapo, Raúl Santana con un pueblo en el bolsillo y Leoncio Martínez, genial e ingenioso (publicado después de su muerte), dicta charlas y conferencias, mantiene un programa de televisión titulado "Las cosas más sencillas" y proyecta la formación de un grupo actoral que pusiera en práctica sus textos del Teatro para leer. Muere en un accidente de tránsito.

Dentro de las obras de Aquiles Nazoa, existen muchas obras para niños que a lo largo de este tiempo iremos publicando y comentando para que se conozca un poco más a este versátil venezolano que nos dejó un legado cultural y literario muy importante.

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