«El libro de los cochinitos» de nuestro autor venezolano Aquiles Nazoa, consta de cuatro partes: Los nombres del cochino, La educación de los cochinos, unos versos sobre los cochinos y finalmente una descripción del cochino y un hermoso glosario de los nombres dados a este animal.
Probablemente, pensemos en el cerdo como un animal despreciable porque así nos lo ha hecho ver “la moderna cultura occidental”. Los médicos y nutricionistas no recomiendan comer cerdo porque es perjudicial, porque es portador de enfermedades, etc; pero si nos remontamos a la historia, este animalito ha sido fuente de alimentación y sobrevivencia de muchas sociedades, tan importante como el ganado vacuno o las ovejas. No puedo olvidar jamás cómo José Saramago narró en la entrega del Nóbel que cuando niño, sus abuelos eran criadores de cerdos y en invierno tenían que dormir con ellos para protegerlos del frío, entendiendo que esa era su única riqueza, su única manera de subsistir.
Pues, en este precioso libro publicado por Playco Editores en 1999 y magistralmente ilustrado por Rosana Faría, nuestro Aquiles Nazoa ensalza al cochino desde la ternura de unos versos sencillos y encantadores:
Animales en el mundo
cien veces más grandes hay
y sólo tienen un nombre
-que es el nombre popular-
aparte del que le ponen
en la Historia Natural.
Ahí tenéis al elefante,
que con ser todo un titán
y pese a su gran volumen
sólo dos nombres le dan:
elefante, paquidermo
y… pare usted de contar.
En cambio, siendo el cochino
tan pequeño y tan vulgar, tiene –y que Dios me perdone-
más nombres que el santoral:
cochino, lechón, marrano,
chancho, puerco y… basta ya.
Probablemente, pensemos en el cerdo como un animal despreciable porque así nos lo ha hecho ver “la moderna cultura occidental”. Los médicos y nutricionistas no recomiendan comer cerdo porque es perjudicial, porque es portador de enfermedades, etc; pero si nos remontamos a la historia, este animalito ha sido fuente de alimentación y sobrevivencia de muchas sociedades, tan importante como el ganado vacuno o las ovejas. No puedo olvidar jamás cómo José Saramago narró en la entrega del Nóbel que cuando niño, sus abuelos eran criadores de cerdos y en invierno tenían que dormir con ellos para protegerlos del frío, entendiendo que esa era su única riqueza, su única manera de subsistir.
Pues, en este precioso libro publicado por Playco Editores en 1999 y magistralmente ilustrado por Rosana Faría, nuestro Aquiles Nazoa ensalza al cochino desde la ternura de unos versos sencillos y encantadores:
Animales en el mundo
cien veces más grandes hay
y sólo tienen un nombre
-que es el nombre popular-
aparte del que le ponen
en la Historia Natural.
Ahí tenéis al elefante,
que con ser todo un titán
y pese a su gran volumen
sólo dos nombres le dan:
elefante, paquidermo
y… pare usted de contar.
En cambio, siendo el cochino
tan pequeño y tan vulgar, tiene –y que Dios me perdone-
más nombres que el santoral:
cochino, lechón, marrano,
chancho, puerco y… basta ya.
Así, queridos lectores, de corazón les recomiendo para ustedes y para sus hijos un libro que bien vale la pena tener en casa para leer y releer.
3 comentarios:
Extraordinario, yo se lo leia a mi niño cuando era más pequeño, y pronto estará leyéndolo él a mi. Aquiles es un patrimonio de nuestras letras que debería ser exaltado al sitio que se merece.
Es un excelente libro... Yo lo leia 2y 3 vces al dia de niña... Gracias por recordármelo! Lo comprare de nuevo para mis sobrinos!
Así es... hermoso poema de Aquiles y excelentemente ilustrado
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